¿Ha fantaseado con mudarse a un pueblo de playa o a una ciudad cálida y soleada en invierno cuando se jubile? Mudarse durante la jubilación puede ser una aventura llena de nuevas experiencias culturales y vitales. Sin embargo, una vez que se plantee mudarse para la jubilación, es posible que se ponga nervioso por todos los gastos que conlleva el traslado.
Por un lado, tendrá que pagar miles de dólares a una empresa de mudanzas. Luego, deberá comprar una nueva casa o condominio o encontrar una propiedad de alquiler que pueda pagar. Si a esto le añadimos las nuevas normas de los impuestos estatales sobre la renta, los impuestos sobre la propiedad, los posibles impuestos sobre sus prestaciones de la Seguridad Social y un costo de la vida potencialmente más elevado, podría acabar pagando mucho más por vivir en otra ciudad cuando se jubile.
Pero, ¿y si pudiera disfrutar de la mayor parte de las ventajas del traslado sin todos los gastos y molestias de fijar su residencia permanente en una nueva ciudad o pueblo?
Descubra a continuación 5 alternativas de mudarse durante la jubilación.
1. Convertirse en un snowbird
Las personas que odian estar a merced de los duros inviernos han acudido a climas más cálidos durante unos meses de invierno durante décadas para escapar del frío. Y con la abundancia de Airbnb y otros alquileres vacacionales en grandes ciudades e incluso en pueblos pequeños, emprender el vuelo a un mejor lugar durante el invierno es más fácil y asequible que nunca.
Así que, si está pensando en mudarse a un lugar que le guste, ¿por qué no quedarse allí cuando el tiempo sea casi perfecto? Por ejemplo, muchas ciudades de Florida y Arizona son ideales en invierno, con días cálidos y nada peor que el clima de sudadera por la noche.
Como snowbird, puede pagar entre $6,000 y $12,000 para disfrutar de una estancia de unos meses en un lugar deseable. Puede parecer mucho, pero no lo es si tiene en cuenta lo que se ahorrará en gastos de mudanza, costos de cierre y una nueva hipoteca. Incluso quedarse un mes al año le daría un respiro de la nieve y el hielo y le costaría mucho menos.
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2. Tomar vacaciones más frecuentemente
Si comprometerse a alquilar un Airbnb durante dos o tres meses no es su estilo, ¿qué tal si se toma vacaciones con más frecuencia a su destino de reubicación deseado? Una semana aquí, una semana allá, tal vez incluso dos semanas a la vez, un par de veces o varias veces al año le permite experimentar un lugar que le gusta sin los gastos de la propiedad de la vivienda y los impuestos estatales y de propiedad.
Y también hay otra ventaja en ir de vacaciones más a menudo. Puede que se canse de una ciudad o pueblo cuando pase más tiempo en ella. También puede descubrir que disfruta de un costo de vida mucho más bajo allí mismo.
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3. Probar el intercambio de casas
¿Ya tiene una casa en un lugar deseable pero quiere pasar tiempo en su ciudad preferida? Si es así, es posible que pueda disfrutar de una opción más económica en su destino de reubicación deseado que quedarse en un alquiler de vacaciones durante un par de meses: El intercambio de casas.
El intercambio de casas consiste en que usted se aloja en la casa de alguien en otra ciudad mientras ellos se quedan en la suya. ¿Se pregunta dónde encontrar un compañero de intercambio de casas? Consulte sitios como HomeExchange [1] y HomeLink para hacerse una idea de las opciones de intercambio de casas [2].
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4. Reducir el tamaño de su vivienda para liberar dinero para viajes
¿Sigue necesitando esa casa tan grande (con todo el costoso de mantenimiento, las reparaciones y la conservación que conlleva) en la que crió a sus hijos? ¿Y si vendiera su casa actual, se mudara a una más pequeña o a un condominio menos costoso y guardara las ganancias en sus ahorros?
Dependiendo del dinero que gane con la venta de su casa, le podría sobrar bastante para financiar un viaje de jubilación a esa ciudad que tanto le gusta. También podría ganar lo suficiente con la venta para viajar a otros destinos o lugares en los que nunca ha estado. ¿Y quién sabe? Puede que incluso encuentre un lugar más asequible para jubilarse si todavía quiere trasladarse más adelante.
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5. No se preocupe por los costos de los cuidados a largo plazo
Nadie quiere pensar en los problemas de salud que puede sufrir a medida que envejece. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta que 7 de cada 10 personas que cumplen hoy 65 años necesitarán algún tipo de atención a largo plazo a lo largo de su vida, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. [3] Medicare no pagará los cuidados de larga duración si los necesita, y el costo promedio nacional de la vida asistida fue de $51,000 al año en 2020 o de $105,000 por una habitación privada en una residencia de ancianos [4].
Los costos de los cuidados de larga duración son caros, y además varían mucho según el estado. Por ejemplo, si se traslada de Iowa a California, hay una gran diferencia en los costos de los cuidados de larga duración. En Iowa, el costo promedio anual en 2020 para la vida asistida fue de $48,000 y el costo promedio anual para una habitación privada en una residencia de ancianos fue de $86,000, lo cual es mucho más accesible si lo comparamos con el costo promedio anual de California que fue de $60,000 para la vida asistida y la escandalosa suma de $137,000 para una habitación privada en una residencia de ancianos.
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