Cuando comenzaron a salir, la forma en que él gastaba en exceso en la cena era algo bonito, especialmente en contraste con sus formas frugales. Usted pensaba que se complementaban.
Sin embargo, últimamente, las opiniones de su pareja sobre el dinero le resultan casi tan irritantes como sus constantes esfuerzos por ahorrar. ¿Está su relación tan condenada como el dólar de Susan B. Anthony? Tal vez no.
Hablen de dinero
Aunque es más fácil evitar el tema del dinero que discutirlo, en algún momento ocurrirá algo que requiera una discusión. La deuda de tarjetas de crédito aumenta. Una factura no se paga. Uno de los dos se queda sin dinero una semana antes del día de pago. Entonces, comienzan los desacuerdos.
¿Cómo pueden resolver las diferencias financieras si tienen miedo de hablar de ellas? No espere a que se produzca una crisis financiera para discutir sus puntos de vista sobre el ahorro, el gasto y otros asuntos de finanzas personales.
Descubra por qué es importante que usted y su cónyuge hablen de dinero.
1. Creen un presupuesto que funcione para ambos
Si uno de los dos se aferra a cada céntimo y el otro apenas mira la cuenta corriente, es un reto elaborar un presupuesto mensual. Sin embargo, un presupuesto es justo lo que necesitan para mantener la paz.
Sin objetivos presupuestarios, si una persona de la pareja gasta más de la cuenta, ¿cómo iba a saberlo? Al mismo tiempo, con un presupuesto, la persona más frugal puede relajarse cuando está claro que el presupuesto lo permite.
2. Ceda usted también, para poner de su parte
Por supuesto, la mejor manera de llevarse bien es que la otra persona cambie sus hábitos financieros personales para parecerse más a usted. Sin embargo, es probable que eso no ocurra. Así que ambos deben llegar a un acuerdo.
Por ejemplo, aunque le guste salir a comer fuera todas las noches, esté abierto a cocinar algunas comidas en casa cada semana. Si es usted quien considera que salir a comer fuera es una extravagancia que no puede permitirse, busque la forma de recortar gastos en otros aspectos para permitirse al menos unas cuantas noches de restaurante cada mes.
3. Intente no juzgar
Puede que su mujer haya crecido en la pobreza y le preocupe no tener suficientes ahorros. O su novio aprendió a ser reservado con los gastos gracias a su familia disfuncional.
Sea cual sea el caso, tal vez sea el momento de conversar sobre las lecciones que cada uno aprendió sobre el dinero mientras crecía. Saber más sobre los motivos de la relación del otro con el dinero puede ayudarle a encontrar la paciencia con la otra persona cuando el enojo sea su primer impulso.
4. Establezca expectativas razonables
Cuando su hogar y sus finanzas se mezclan, es natural tener expectativas razonables. Por ejemplo, hay que pagar el alquiler a tiempo. Tiene que mantener un trabajo. Cada uno depositará una determinada cantidad en los ahorros cada mes.
Sin embargo, al igual que su esposa ahorradora no debe esperar que iguale cada uno de sus depósitos en la cuenta de ahorros, no espere que ella retire una enorme suma de sus ahorros para financiar un crucero en las vacaciones del año que viene.
5. Ofrezca un incentivo
Si usted es un ahorrador, pero a su cónyuge le cuesta ahorrar dinero, muéstrele todas las formas en que la reducción de los gastos puede mejorar sus vidas durante el próximo año.
¿Podrá tomarse unas vacaciones extra gracias a una cuenta bancaria más abultada? ¿Estarán más cerca de comprar un mejor vehículo? Ese incentivo puede ser justo la motivación necesaria para que él se lleve el almuerzo al trabajo de vez en cuando o para que ella se quede en casa viendo Netflix en lugar de ir al cine.
6. Hablen con sinceridad sobre el dinero
Haga lo que haga, no deje que las conversaciones sobre el dinero desaparezcan de la relación. Al fin y al cabo, son polos opuestos desde el punto de vista económico. Hagan lo que hagan, el dinero siempre será un problema.
Por eso, asegúrese de no caer en viejos hábitos, como esperar a que estalle una crisis para ponerse a trabajar en serio sobre las diferencias financieras. Cuando tenga un desliz, admítalo. Cuando su pareja falle, perdónelo. Después, pónganse a trabajar en el presupuesto del mes siguiente.
