Un nuevo estudio dice que cuanto menor sea su nivel socioeconómico, mayores serán los cambios nocivos en su cerebro
En realidad, el título de esta columna probablemente debería decir: “¿Cuánto daño cerebral causa la deuda?”
La revista Atlantic publicó recientemente (en inglés) una historia titulada: “Cómo los ingresos afectan el cerebro”. En ella, la periodista Olga Khazan compara un nuevo estudio con otro realizado en 2013, y concluye…
“Esta línea de investigación sugiere que ser pobre (o al menos no ser rico) podría ser, en parte, un ciclo que se autoperpetúa. Las personas menos ricas luchan para cubrir sus gastos, se estresan, recuerdan cosas peores y se desempeñan peor en las mismas tareas cognitivas que tienden a aumentar la riqueza en la economía de la información actual”
Soy Contador Público Certificado (CPA, por sus siglas en inglés), no científico, pero no me sorprenden en absoluto estos resultados. Durante dos décadas, he aconsejado a los estadounidenses que se han endeudado profundamente. He visto cómo la deuda ha alterado su forma de pensar y no simplemente por el estrés de estar preocupados de ver cómo van a llegar a fin de mes.
También hice observaciones, no citadas en ninguno de los dos proyectos de investigación, que menciona Khazan. A saber…
La deuda a corto plazo es igual al pensamiento a corto plazo
Debido a que aquellos que están luchando con deudas tienden a pensar solo en cómo cumplir con las facturas del próximo mes, ese horizonte de tiempo comienza a extenderse a otras facetas de sus vidas. Las formas obvias incluyen, no tener siquiera que pensar en su jubilación porque no tienen dinero ahora, entonces, ¿por qué contemplar sus años dorados sin ningún dinero?
Sin embargo, se manifiesta de otras maneras también. He visto a los padres, que ni siquiera considera el futuro de sus hijos, porque no quieren “tomar conciencia” acerca del estado de sus finanzas. Posponen incluso su propia atención médica, para no endeudarse más aún.
Todo ese pensamiento a corto plazo los lleva a vivir, justamente, solo en el corto plazo. Esto les hace considerar el futuro como un lugar que no es favorable, por lo que viven por ahora, incluso si eso significa sacrificar ese futuro. Ellos comen en exceso, y también beben demasiado, ellos no hacen ejercicio. Sus finanzas han afectado su perspectiva sobre su salud. La deuda literalmente los está matando.
La deuda causa depresión
No soy científico ni médico, por lo que no estoy calificado para decir que la deuda causa depresión clínica. Sin embargo, creo que la deuda puede deprimir a cualquiera, y si padece una enfermedad mental, la deuda puede agravarla.
Si bien no puedo diagnosticar las condiciones médicas, puedo decir lo siguiente: La “depresión de la deuda” que he presenciado es insidiosa, paraliza a la gente. He visto a consejeros de crédito certificados ofrecerles métodos probados para salir de las deudas y simplemente son derrotados: “¿Por qué molestarse? No les importará.”
Lo que me deprime, es que muchas de estas personas califican para programas de administración de deudas que podrían reducir sus pagos mensuales con tarjeta de crédito en hasta un 30, o incluso un 50%. Estos programas han existido durante décadas y han ayudado literalmente a millones de estadounidenses. Lamentablemente, mostrarle las cifras a las personas deprimidas no logra siempre obligarlas a tomar medidas.
¿La libertad financiera es también lograr estar libre de enfermedades mentales?
La otra cara de la “depresión de la deuda” es la libertad financiera. He visto los profundos efectos que tiene en el bienestar mental de clientes que finalmente lograron conquistar sus deudas. No solo son más felices en el momento en que se deshacen de esa nube negra, sino que ese sentimiento, a menudo, los acompaña durante años.
¿Por qué? Porque una vez que están sin deudas muchos crean un plan de presupuesto. Toman el control de sus finanzas de una manera que antes no lo hacían, y con ese control viene la confianza, y no solo con dinero. Ellos se despojan de miles de deudas y logran salir mucho mejor de ello, por lo que pueden vencer de ahora en adelante cualquier desafío, aunque sea desalentador.
Entonces puede ser así para usted. Si la deuda lo está deprimiendo, no permita que se demore tanto que pudiera, como informó The Atlantic, cambiar la química de su cerebro. Es tan fácil como una llamada telefónica a un consejero de crédito certificado.
Publicado por Debt.com, LLC